Los diez libros que más me gustaron en 2020

Ilustración de Thomas Ott

Recomendaciones no pedidas de los libros que más disfruté en 2020: 

1. Desierto sonoro de Valeria Luiselli: 

Desierto sonoro de Valeria Luiselli documenta el último viaje por carretera desde Nueva York hasta Arizona que emprende una familia que está a punto de separarse. 

Madre, padre, niño y niña son los personajes principales a quienes conocemos por sus apodos: Flecha Suertuda, Papá Cochise, Pluma Ligera y Memphis, respectivamente. Por un lado, la madre está interesada en documentar la crisis de los niños que cruzan ilegalmente la frontera sur de Estados Unidos. Por el otro, el padre está siguiendo la pista de la última banda de apaches que se rindió ante los militares estadounidenses. Desde el asiento trasero, los niños escuchan, preguntan, juegan, imaginan y son testigos de una ruptura cada vez más cercana. 

La novela, que es una suerte de archivo de la separación familiar, incluye mapas, recortes, fotografías y dibujos realizados por los personajes, así como el libro Elegías para los niños perdidos de Ella Camposanto, obra ficticia que el hijo y la madre, los narradores de Desierto sonoro, van leyendo en el transcurso del viaje.

Leer a Luiselli casi resulta un juego intertextual por las distintas referencias que, como plantea la autora, no se tratan de "ornamentos que decoran la historia, sino que funcionan como marcadores interlineales que apuntan a la conversación polifónica que el libro mantiene con otras obras". 

2. Estrella madre de Giuseppe Caputo:

Estrella madre de Giuseppe Caputo es quizás el libro que mejor condensa mis emociones durante este año tan atípico en el que la espera ha cobrado una importancia significativa. En esta novela el protagonista —que por momentos parece un niño y por otros se revela como un adulto– espera el regreso de su madre al tiempo que recuerda los momentos vividos con ella, acompañado por sus vecinas quienes también están a la espera. Una de ellas, Madrecita, espera el nacimiento de su hijo imaginario que lleva años en el vientre y la otra, Luz Bella, espera el episodio de su telenovela diaria. 

Pero Estrella madre no sólo habla de la espera, sino también de los lazos de amor y apoyo que se tejen entre un grupo de personas que sobreviven en un mundo desigual, cada vez más precario como el edificio en el que viven los personajes.

Uno de los elementos que más disfruté dentro de la historia es la importancia que cobran las telenovelas en la vida de los protagonistas, tal y como ocurre en Colombia y Latinoamérica. Pero en las telenovelas que aparecen mencionadas en el libro se recrean situaciones que remiten a una realidad muy dura del país. 

3. Gente normal de Sally Rooney:

A Sally Rooney me acerqué con desconfianza. Había leído algunas reseñas que celebraban la publicación de Conversaciones entre amigos, su debut literario, y la catalogaban como "la Salinger de la generación Snapchat". Sin embargo, aunque su primera novela me pareció muy buena, Gente normal fue su obra que me impactó más hondo.

La historia de Connell y Marianne, que inicia desde el último año de colegio de los personajes y abarca su época universitaria, me parece un retrato muy honesto del amor entre dos personas que a pesar de querer estar juntas no se atreven a expresar lo que sienten por miedo. Aunque al inicio, la obra recurre a varios lugares comunes demasiado explotados en las novelas de amor, la historia despega tan pronto los personajes inician la universidad. 

Ambas novelas de Rooney responden a una estructura convencional y a un lenguaje muy sencillo, pero sus argumentos exploran profundamente las complejidades del amor y el sexo, sobre todo cuando están mediados por el dolor (autoinfligido o como consecuencia de una enfermedad), las relaciones de poder y las diferencias de clases. 

P.D: En abril de este año se estrenó una adaptación televisiva de la novela de Rooney que contó con 12 episodios y estuvo protagonizada por los actores Daisy Edgar-Jones y Paul Mescal. A mi juicio esta fue la mejor serie de 2020.

4. La perra de Pilar Quintana:

Quiero empezar hablando del paisaje. El paisaje crudo, salvaje y hostil de una selva y un mar que esconden los mayores miedos de Damaris, una mujer que vive en el Pacífico colombiano y no puede cumplir su anhelo de ser madre. Al deseo frustrado de la protagonista, también se suma un trauma que la persigue desde su infancia: la muerte de Nicolasito, el hijo de una familia adinerada que tiene su casa de descanso muy cerca de donde vive Damaris, y a quien la protagonista envidiaba en su niñez. 

La lucha del hombre contra la naturaleza, o más bien, de la mujer contra la naturaleza parece ser el gran tema de la novela de Quintana. En esta historia, la naturaleza no solo está representada en los escenarios geográficos donde viven los personajes sino en el instinto animal de Chirli, la perra que la protagonista acoge como si se tratara de su hija y a la que intenta someter. 

La perra es una novela muy dura que habla sobre la desigualdad, la maternidad, la violencia de la naturaleza y la violencia que somos capaces de ejercer los seres humanos. 

5. Yo, Tituba, la bruja negra de Salem de Maryse Condé:

Tituba es una mujer negra, libre, que vive en Barbuda y aprendió el arte de curar con plantas y comunicarse con los espíritus. Por amor, y por no escuchar el consejo de sus muertos, Tituba sacrifica su libertad para casarse con un esclavo y termina en Boston como una de las primeras mujeres acusadas de brujería en los Juicios de Salem que ocurrieron en el siglo XVII. La de Condé podría considerarse una novela histórica que describe con gran detalle el inicio y el fin de una de las cacerías de brujas más célebres, que ha servido de argumento para distintos autores. 

Yo, Tituba la bruja negra de Salem es también una historia en la que el feminismo y el orgullo por ser negro cobra una importancia muy grande y en la que se contrapone la sabiduría tradicional con la ignorancia puritana; la resistencia de los negros frente a la fragilidad de los blancos; el goce sexual de Tituba, en contraste con la culpabilidad del reverendo cada vez que tiene sexo, entre muchos otros aspectos que pueden ser analizados. 

¿Quiénes son realmente los esclavos?, parece uno de los interrogantes que se plantea Tituba, ¿ella, quien por su color de piel es considerada menos que los blancos o los puritanos que viven encadenados a su religión y temerosos de un Satanás omnipresente?

6. La inquietud de la noche de Marieke Lucas Rijneveld:

Al terminar de leer La inquietud de la noche de Marieke Lucas Rijneveld sentí una opresión en el pecho, un dolor físico que, imagino, estuvo experimentando el personaje de Jas, una niña que no sabe cómo sobrellevar la muerte de su hermano mayor y al mismo tiempo está despertando sexualmente. 

La historia transcurre en una granja de Holanda y la sensación de frío es una constante. Frío por la nieve que no deja de caer, frío por unos padres religiosos que ven en la muerte de su primogénito un castigo divino, frío por el duelo de la protagonista. 

Jas y sus hermanos matan animales para tratar de entender la muerte. Ella misma fantasea con escapar al otro lado con su hermana para ser libres. 

Rijneveld describe la agonía de una niña que ve que su familia se desmorona lenta y al mismo tiempo violentamente.

7. Americanah de Chimamanda Ngozi Adichie:

El amor, la migración, la raza, la identidad y el feminismo se entrelazan en Americanah, novela en la que Chimamanda Ngozi Adichie hace una radiografía de un Estados Unidos condescendiente que asegura que el racismo es un tema del pasado y de una Nigeria en constantes conflictos políticos a causa de una dictadura militar. 

La novela cuenta la historia de Ifemelu, una joven nigeriana que viaja a Estados Unidos para continuar con sus estudios universitarios y debe separarse de Obinze, su novio de la adolescencia. También aborda el choque cultural que sufren muchos inmigrantes al sacrificar aspectos de sus costumbres para adaptarse a las dinámicas del país que los recibe. No es gratuito que el título de la novela se refiera al término despectivo que se utiliza en Nigeria para referirse a las personas que regresan de Estados Unidos sintiéndose superiores por haber vivido en el exterior.

Un pensamiento que me acompañó durante gran parte de la lectura fue lo parecidas que son Nigeria y Colombia en distintos aspectos y cómo las situaciones políticas y sociales de ambos países han llevado a que las personas vean en la migración la única salida viable, como en el caso de Ifemelu, que migra a Estados Unidos, y Obinze, que viaja a Reino Unido.

8. Beloved de Toni Morrison:

Beloved fue una novela que estuvo en mi lista de libros por leer durante mucho tiempo. No encontraba el momento para empezarla, pero a partir de la furia generada por el asesinato de George Floyd, que se materializó en distintas protestas a nivel mundial en rechazo del racismo, decidí leer esta historia desgarradora sobre el trauma de la esclavitud. No me detuve hasta llegar a la última página. 

Beloved es la historia de Sethe, una mujer que escapó de la esclavitud y vive en una casa en Cincinnati, Ohio en compañía de su hija Denver y del fantasma de Beloved, su otra hija a la que asesinó para evitar que fuera esclavizada. Sin embargo, la vida de las protagonistas se altera con la llegada de Paul D, un antiguo esclavo que solía vivir en la plantación Sweet Home, mismo lugar de donde escapó Sethe. 

En su novela Toni Morrison habla sobre la capacidad de resistencia de una mujer que logra escapar de sus amos, estando embarazada, y es condenada por su comunidad por el crimen que cometió en el pasado. Uno de los momentos más bellos de la novela es el final de la primera parte en la que Sethe y Paul D sostienen una conversación donde se evidencia la fortaleza de la protagonista, que está siendo cuestionada por un hombre que no ha tenido que padecer lo que ella ha sufrido por ser, además de esclava, mujer. 

9. Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson: 

Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson cuenta la historia de Merricat, una adolescente solitaria que vive con su hermana mayor y su tío anciano en la mansión de su familia, mismo lugar en el que seis años atrás murieron envenenados varios de sus miembros. El escándalo del crimen sigue rondando en el pueblo y al interior de la casa en la que los personajes se mantienen resguardados. De hecho, casi la totalidad de la novela transcurre dentro de la mansión Blackwood. 

Los personajes de Siempre hemos vivido en el castillo son extraños. Merricat es salvaje, violenta, impulsiva. Constance es taciturna, sumisa, casi a un patológico. El tío Julian sufre episodios de demencia, productos del trauma que experimentó al ver morir a su familia envenenada. 

No pude evitar leer esta novela sin encontrar algunos puntos en común con Beloved de Toni Morrison, pese a que ambas historias abordan temas muy distintos: las protagonistas se mantienen encerradas en sus casas de forma voluntaria (como si estuvieran practicando para alguna pandemia); un crimen del pasado gira en torno a sus vidas; la llegada de un hombre con ínfulas de salvador que quiere rescatar a mujeres que no necesitan ni quieren ser salvadas; la personalidad de Merricat que recuerda mucho a la de Denver y la de Beloved. 

10. Los errantes de Olga Tokarczuk: 

De los libros incluidos en esta lista Los errantes de Olga Tokarczuk, fue el primero que leí. Esta obra, que me cuesta reconocer como novela aunque sea presentada de esa manera, reúne más de cien relatos y reflexiones que en algunos casos parecen disímiles, pero que tienen en común la idea del movimiento, el viaje, el autoconocimiento y la disección del cuerpo humano.

Para complementar esta idea de desplazamiento reflejada en Los errantes, se incluyen mapas, dibujos de planos, diagramas de aeropuertos y estaciones, entre otros elementos gráficos.

Mis relatos preferidos de este libro incluyen las cartas en las que Joséphine Soliman le ruega al emperador Francisco I de Austria que le devuelva el cuerpo diseccionado de su padre; "Los errantes", la historia Ánnushka, una mujer que encuentra en la indigencia el único camino a la libertad; "Qué decía la bientapada", el significado de las palabras de una mujer que pide monedas en la estación del metro; "Zona de Dios", el relato de una mujer que parte en un viaje para reencontrarse con un primer amor que está muriendo del que apenas conserva recuerdos y "Kairós", el viaje en crucero por Grecia de una pareja que está siguiendo la ruta de Ulises.

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Cessare
Escritor colombiano. Es autor de las novelas "Siempre nos quedará Bogotá", finalista del Premio Nacional de Novela Corta 2018 organizado por la Universidad Javeriana, y "Al final, el océano", que ocupó el primer lugar en el Premio de Novela Distrito de Barranquilla 2019. Su libro de relatos "Alas para lanzarme de un puente y volar" fue ganador del Portafolio de Estímulos 2020 de la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo de Barranquilla en la modalidad de Narrativa.