Cuento "Mi voz en tu oído"

Lo he visto todo. Todo lo he visto desde mi hogar. Las personas que salen de la biblioteca―libros en mano―, los estudiantes que corren por los pasillos para llegar a tiempo a sus clases, los chicos tomados de la mano que se sientan en las bancas y la joven que se acerca a mis pies y se tumba sobre mí.

Lo he visto todo. Todo lo he visto, acostada en tus raíces. Arriba un cielo verde y marrón me cubre, y los cantos de los turpiales me susurran al oído en un lenguaje tan antiguo que hemos olvidado. Pero yo recuerdo, todavía recuerdo que estabas aquí antes que yo y seguirás en este lugar. Y te necesito. 

Las personas se detienen a verme en medio de sus rutinas. Dicen cosas como “qué árbol gigantesco”, admirando mis cabellos verdes que nacen y renacen cada día. En estos años lo he visto todo. Los edificios que crecen tan alto como el vuelo de los loros, pájaros que anidan en mi cabeza y me susurran por las mañanas y las tardes todo lo que han visto. Las iguanas también me hablan cuando acarician mis brazos. Yo les hablo.

Y yo te escucho. Te escucho en mi silencio. Escucho el latido de tus corazones. Sientes miedo. Yo también lo siento. Escuchas a tus hermanos hablar de los incendios en la selva, de la destrucción de los bosques. Yo estoy aquí contigo y mis palabras son como frutos que nacen a tus pies. Mis dedos se deslizan por tu corteza y te cuento que sembré tus semillas en el patio de mi casa. El arbolito apenas está creciendo y le falta mucho para volverse marrón como tú, pero en su verde veo la vida. En él vives tú y vivo yo. 


Mi sombra cubre su cuerpo y mantiene alejados los rayos del sol, que ahora nos abrazan con más fuerza porque están destruyendo a mis hermanos. Nuestros pies entrelazados bajo la tierra se aprietan para darnos ánimo y sostenernos. Mis dedos de madera aprietan los dedos del roble, de la acacia, de la ceiba… Todos permanecemos unidos y le cantamos a la vida en la lengua de los árboles.

Vida. Mis pulmones respiran la vida que emanas tú. Por mis venas corre tu savia y mi sangre es blanca como la tuya, árbol de caucho. Enredada en tus raíces sueño. Me veo tendida bajo la tierra siendo sostenida por ti, en un mundo oscuro donde las raíces forman columpios y me hablan en muchas voces. Me siento segura en este universo vegetal donde las flores adornan el cielo de tierra. 

La joven despierta del sueño, recordando mis palabras. Sigue pensando en mi voz mientras se levanta a toda prisa para entrar a clases. Una de mis hojas adorna sus cabellos y ella, al darse cuenta, me mira sonriente. Yo también la miro. Lo he visto todo.

Por: César Mora. 

Cuento ganador del III Concurso Buscando la Voz de Ecocampus. 





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Cessare
Escritor colombiano. Es autor de las novelas "Siempre nos quedará Bogotá", finalista del Premio Nacional de Novela Corta 2018 organizado por la Universidad Javeriana, y "Al final, el océano", que ocupó el primer lugar en el Premio de Novela Distrito de Barranquilla 2019. Su libro de relatos "Alas para lanzarme de un puente y volar" fue ganador del Portafolio de Estímulos 2020 de la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo de Barranquilla en la modalidad de Narrativa.