El final de Juego de Tronos: Una canción de Hielo y Fuego desafinada

Alerta Spoiler

La octava y última temporada de Juego de Tronos llegó a su fin. El episodio 8×06 fue el cierre de uno de los fenómenos televisivos más importantes de la historia de la televisión.

Aunque desde la sexta temporada éramos testigos de la desmejora en la calidad de la serie (porque ya no habían novelas en las que basarse. George R. R. Martin, termínalas rápido, please) siempre guardé la esperanza, en vano, de un buen final.

De esta temporada solo rescató el capítulo 2 (High in the halls of the kings who are gone, Jenny would dance with her ghosts 🎵🎵), la música de la gran batalla de Invernalia, algunas secuencias de la quema de Desembarco del Rey y el final poético de Jaime y Cersei, personajes que terminaron tal y como vinieron al mundo: juntos.



Con la frase “Si piensas que esto tiene un final feliz, no has estado prestando atención" se busca justificar una temporada tan mediocre. Lo feliz o lo triste no tiene nada que ver con la calidad. La Boda Roja es el ejemplo perfecto de una pieza maestra en la que muchos de nuestros personajes favoritos murieron de manera sorpresiva.



El argumento del Rey de la Noche y los caminantes blancos ha sido el mayor mc guffin (elemento de suspenso que hace que los personajes avancen en la trama, pero que no tiene mayor relevancia en la trama en sí) de la historia de la televisión. Es cierto que lo importante de Juego de Tronos era mostrar que la ambición humana es el verdadero mal, pero esta temporada terminó mostrando cómo la ambición de los guionistas y su fan service terminaron arruinando una gran serie que ya no mantenía su lógica interna.

Opiniones concretas sobre el episodio:

1. A pesar de ser uno de los personajes supuestamente más poderosos, el Cuervo de tres ojos, Bran, demostró ser el mayor inútil de la temporada y por tal razón terminó sentado en el trono. Llama la atención que su personaje, que a lo largo de las últimas temporadas se mostraba tan alejado de su humanidad, acepte sin más.



2. Me gustó esa autoreferencia de Daenerys acercándose al trono que ya habíamos visto al final de la segunda temporada y cómo en ambas ocasiones no pudo alcanzarlo.




3. Creo que a nadie le sorprendió que Jon Snow (tan soso como siempre), el matareinas, asesinara al amor de su vida. Vale mencionar que este fue un romance forzado, carente de química y qué pasó sin pena ni gloria. Al menos Jon acarició a su huargo.


4. Emilia Clarke esta temporada aprendió a actuar. Sus micro gestos en los últimos tres episodio me parecen algo digno de celebrar.

5. 👑Sansa, uno de los pocos personajes cuyo arco de evolución fue coherente con el guion, terminó coronada como reina en el Norte, una recompensa más que justa por ser la única que aprendió a jugar el juego de tronos.


6. De Arya no puedo hablar mal. Su final rinde honor a su heroína, la princesa dorniense Nymeria (mismo nombre que le dio a su loba), que en universo de los libros comandó diez mil barcos en busca de un nuevo hogar para su pueblo.

7. Jon Snow, nacido como Aegon Targaryen, fue enviado al Muro. ¿Quién se encargó de reconstruir la Guardia de la Noche después de la batalla contra los caminantes blancos? ¿Cuál es su función si ya no hay "otros" ni salvajes de los que defenderse? En su final, el bastardo de los Stark termina siendo una especie de Rey salvaje de más allá del muro.

8. Muy conveniente que Drogon, al ver a su madre asesinada, deje intacto a Jon y queme el trono de hierro.

9. Ni los diálogos de Tyrion ni su actuación al ver a sus hermanos enterrados bajo las rocas logran salvar un episdio que me atrevo a decir que fue el peor de toda la serie. Una nota que desafina la Canción de Hielo y Fuego.


Mi ranking de la octava temporada. Del menos malo al peor:

1. Epi2
2. Epi3
3. Epi5
4. Epi4
5. Epi1
6. Epi6

Juego de Tronos me demuestra que la calidad de un producto audiovisual no radica en su presupuesto sino en su trabajo de guion. ¡David Benioff, D. B. Weiss, un guion debe ser CAUSAL, no CASUAL!


Comentarios

Mi foto
Cessare
Escritor colombiano. Es autor de las novelas "Siempre nos quedará Bogotá", finalista del Premio Nacional de Novela Corta 2018 organizado por la Universidad Javeriana, y "Al final, el océano", que ocupó el primer lugar en el Premio de Novela Distrito de Barranquilla 2019. Su libro de relatos "Alas para lanzarme de un puente y volar" fue ganador del Portafolio de Estímulos 2020 de la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo de Barranquilla en la modalidad de Narrativa.